
En la Orilla (4). Reflexiones estivales sobre promoción de la lectura

Fotos: Gotzone Agiriano//
Me llamo Marina Paños, soy terapeuta ocupacional y maestra de primaria. Llevo dos años en Instagram con la cuenta Sra. Bibliotecaria y llegué buscando crear mi álbum personal de lecturas y todo fue derivando. Por todo ello, y aunque no es la primera vez que me lo dicen, no me considero prescriptora de nada, sino más bien una lectora más que sin quererlo ha creado una comunidad de lectores que andan perdidos u otros que saben perfectamente qué quieren leer y lo que les apetece es compartir.
La red social que me define es Instagram; tengo Twitter pero allí no hago nada interesante de momento. Por eso me ceñiré a expresar mi opinión sobre lo que se me pide enfocado a esta red social que tantas risas y buenas lecturas me reporta.
La pregunta que se me lanza es si la falta de modelos masculinos como prescriptores hace que haya un sector de la población que lea menos. Como lectora y como maestra diré que desde mi punto de vista no tiene nada que ver. El lector puede nacer o educarse, sobre esto último tiene mucho que ver el desempeño de la escuela en cuanto a las actividades que se realizan alrededor de la lectura y cómo se trabaja el hábito lector. Actualmente todavía se imponen lecturas a todas las edades, desde primaria, hasta secundaria y ahí radica el primer aspecto que nos lleva a perder lectores. Daniel Pennac ya nos advertía en “Cómo una novela” que el verbo leer no soporta de imperativos porque el acto lector pierde todo su sentido.

Es cierto que en la red en la que publico la mayoría de personas que se hacen llamar bookstagramers son mujeres, chicas y señoras que sueñan en su mayoría con que una editorial les mande paquetes de libros y hacer muchos unboxings. De hecho pasan más tiempo diseñando una foto que leyendo, y la totalidad de sus reseñas suelen ser positivas, cosa extraña porque es difícil leer veinte libros y que los veinte sean maravillosos. De todos modos, las estadísticas ya nos advierten que, dentro del grupo de lectores reales (esos que compran un mínimo de un libro al mes), la mayoría son de género femenino. Mi teoría a este respecto es que en el mundo estadísticamente también somos más mujeres que hombres y queda claro que con poco que las mujeres lean, sumamos más que ellos.
Pero esto es sólo una teoría personal y me gustaría afirmar que hay hombres muy buenos lectores, de hecho, la mayoría de las cuentas de Instagram de las que más me fío son de hombres.
El caso es que los hombres prescriptores no buscan agradar ni ser estéticos, simplemente comparten lo que leen. Alguno hay que se muestra más inclinado al postureo y dado a la obsesión por aumentar su número de seguidores, pero son los menos. Lo que está claro es que en Instagram como en otras redes sociales el número de seguidores es lo que te hace visible, y si los tienes (aunque sean comprados) existes y sino, no. Cosa injusta por otra parte porque hay gente con mucho criterio literario, de la que me fío y a la que sigo que igual no llegan a los 1000, pero ahí están. Y entre ese grupo hay muchos hombres.