«Hay en todas las páginas de Kunnas una corriente de enérgica alegría»

El acto comenzó con una representación en la que Walter y Vega nos introdujeron en El Kalevala canino a través de la obra original.

Presentación de El Kalevala canino en el Instituto Iberoamericano de Finlandia

11/09/2020

Teresa Benéitez, directora de A Fin de Cuentos.

«En primer lugar, quería dar las más encarecidas gracias al Instituto Iberoamericano de Finlandia y a todas las personas que lo integran por acogernos aquí propiciando este encuentro entre personas que aman los libros.

 

Me gustaría empezar mis palabras con el recuerdo a las víctimas del atentado terrorista que tuvo lugar, tal día como hoy, hace 19 años en Estados Unidos. Este atentado cambió el mundo. Hoy, bajo los efectos de una crisis sanitaria mundial, nos enfrentamos también a cambios acelerados y todavía más globales que afectan y afectarán a nuestra forma de estar en este planeta.

 

Lo que es seguro, es que pese a todos los cambios que se produzcan, los hombres y mujeres que lo habitamos seguiremos necesitando que nos cuenten historias. Que nos cuenten historias para entretenernos, para comprendernos y comprender a los otros, historias para hacernos soñar.

 

Es aquí donde la labor de escritores como Mauri Kunnas, el más importante autor finlandés de literatura infantil y juvenil vivo que ha vendido la increíble cifra de 10 millones de ejemplares de sus obras en todo el mundo, brilla como un diamante en mitad de las nieves de su país natal.

 

Porque leerlo es disfrutar. Porque pasear la mirada por sus ilustraciones tan llenas de detalles es disfrutar. Porque nos hace reír con las disparatadas situaciones que imagina para sus personajes. Porque en el caso de El Kalevala canino nos adentra en una de las obras más importantes de la literatura finesa y se convierte en una invitación, como lectores curiosos que somos, para conocer la obra original. Porque los largos nombres de sus protagonistas, el mago y justo Väinämöinen, el alocado Lemminkäinen, o el herrero enamorado Ilmarinen se nos olvidan casi sin remedio, pero no así sus peripecias, su corazoncito valiente, alocado o ingenioso, dependiendo del personaje.

 

El acto se celebró en la terraza del Instituto. En la imagen, parte del público asistente.

 

Kunnas tuvo una infancia feliz. Fue un niño de pueblo que, como Pinocho, creció en una casa que era, a su vez, el taller de carpintería donde su padre creaba juguetes de madera. Los veranos los pasaba jugando en el bosque, con toda la libertad que disfrutaban los niños en aquel entonces (hablamos de los años 50-60), siendo un día cowboy, al otro indio y al tercero, Robin Hood. El dibujo entró en su vida para crear las tiras de cómic y los libros que su escaso presupuesto no le permitían comprar. Una infancia muy parecida a la de un Tom Sawyer de Vammala, su localidad de origen, con dibujo añadido y sin los castigos de la tía Polly.

 

Un diagnóstico psiquiátrico elemental realizado por mí misma concluye que esa infancia feliz del niño Kunnas se encuentra desperdigada por las páginas de sus libros. Que en ellas hay aventura, juegos, bosques, lagos, flores, sol y lluvia. Aire libre.

 

Es por todo ello que editar El Kalevala canino ha sido enorme privilegio».

 

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A FIN DE CUENTOS