Los libros que nunca olvidaré

 

Con esta entrada nos gustaría invitar a todos los que nos siguen en las redes sociales a que nos envíen unas líneas contándonos los libros que le dejaron huella durante su infancia o adolescencia.

Por Mario Agiriano

1- EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

Si la novela fantástica tiene un Quijote, ese es El Señor de los Anillos. Tras la obra maestra de Tolkien ningún autor de fantasía pudo escapar del todo a su riqueza y amplitud, y por ello hay un Aragorn en cada héroe que afronta su destino, un Sam en cada amigo abnegado y algo de Frodo en cada protagonista involuntario. En mi generación muchos llegamos al libro a través de las películas de Peter Jackson, que consiguieron hacer de la Tierra Media una geografía familiar que no deja de fascinarnos.

2- HARRY POTTER

¿Cómo consiguió una autora desconocida que millones de jóvenes -y no tan jóvenes- devoraran sus libros con pasión y avidez? ¿Qué resulta tan magnético en la historia de Harry Potter, un muchacho marcado por la tragedia? Tal vez sea el Quiddich, ese deporte genial. O cursar una asignatura de nombre tan sugerente como “Defensa Contra las Artes Oscuras”. Los licántropos, troles, mortífagos, unicornios, dragones y bogarts ayudan, desde luego. O hallazgos como la palabra Horrocrux, con su rotundidad fonética. Y está, por supuesto, el tema de la magia, siempre tan fecundo. Sin embargo, creo que lo más singular de la saga radica en la absoluta normalidad de Harry, un adolescente huérfano, maltratado por sus tíos, escuálido y miope, pero destinado a hacer cosas extraordinarias. Hay algo de Frodo Bolsón en Harry Potter (como hay algo de Gandalf en Dumbledore: es difícil escapar al embrujo de Tolkien), en su predestinación para lo imposible y a la vez inevitable (si se quiere que el bien perviva, claro), en el vértigo de quien tiene una misión para la que no está preparado. Y aquí, en la tensión entre lo anodino y lo extraordinario, entre las tribulaciones de la adolescencia -ese primer beso, esos roces con los profesores, esa rebeldía glandular- y la lucha contra el mal, es donde reside el principal atractivo de la saga. Es la metáfora del andén 9 y 3/4 de King´s Cross: la armonía entre lo mágico y lo cotidiano.

3- LA ISLA DEL TESORO

Si Chesterton aseguraba que había ciertamente un muchacho que había disfrutado con La Isla del Tesoro (el propio Stevenson) yo puedo afirmar que al menos hay otro más: yo mismo (y me consta vagamente que otros cientos de miles). El Stevenson de La Isla del Tesoro, tan diferente al de sus -también magníficos- relatos policiales, creó una aventura inmortal, tal vez el mayor clásico de la literatura para niños, que deja en sus lectores una dulce mancha negra: el poso de la mejor literatura.

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